Conservé muchos de estos recuerdos como algo inevitable. Aún años después de
haber roto una gran relación de más de cinco años, después de haberme rendido a la gran ciudad
que me cobijó dos inviernos e incluso después de una desilusión por alguien que me quiso cambiar...
que me cobijó dos inviernos e incluso después de una desilusión por alguien que me quiso cambiar...
La palabra Recuerdos encuentra su origen en el latín: Recordis no significa otra cosa
que volver a pasar por el corazón. Como si el corazón mismo fuera el lugar perfecto
para abrir y reinterpretar aquellos registros que uno guarda muy dentro de uno, esos
recuerdos que con menor o mayor frecuencia reaparecen.
Las fotografías que se despliegan desde estas jaulas, no constituyen necesariamente
un relato, sino momentos desordenados, que en estos años volvieron a pasar
demasiadas veces por el corazón. Aparecían ante mi, evocados por quien sabe qué
cosa. Perpetuo recordatorio… por momentos onírico e idealizado de lo que fue…
algunas veces como muestra del inmenso dolor de lo que no pudo ser. Por última vez,
en este proyecto, estos recuerdos vuelven a pasar por el corazón y, habiendo dejado su
huella, los libero. Me libero...
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